Conoce quiénes fueron los Faraones más famosos de Egipto. Algunos te sonarán sus nombres. Descubre un poco más sobre ellos y lo que hicieron.
Los faraones en el Antiguo Egipto poseían una potestad absoluta, fueron considerados seres casi divinos y se les representaba con sus símbolos de poder, el nemes que cubría su cabeza, el cetro y el trono.

Fueron muchos los faraones de egipto que marcaron los designios del país cuya cultura es una de las más admiradas del mundo. Desde Narmer, (3.050 a.C) al que se atribuye la unificación del Alto y Bajo Egipto y fundador de la primera dinastía, hasta la famosa Cleopatra, la última gobernante que pertenecía a la dinastía de los Ptolomeos. Cleopatra era culta, inteligente y diplomática. Tuvo un hijo con Julio César y un sonado romance con Marco Antonio, ambos hechos influyeron en la Antigua Roma que ya encauzaba su andadura como gran imperio.
El primero de los faraones de Egipto más conocidos es Keops, él ordenó construir la pirámide de Guiza (pirámide de Giza), la gran pirámide de Egipto, la que sería su sepultura. Pertenece a la IV dinastía y gobernó allá por el 2.589 a.C., cuando Egipto ya comenzaba a brillar.

De la época dorada y floreciente de Egipto que comprende fundamentalmente las dinastías XVIII y XIX, destacamos uno de sus faraones más representativos, Ramsés II, tuvo un largo reinado (1.279a.C.-1.213 a.C.), participó en conocidas batallas como la de Qadesth y en numerosas expediciones y conquistas y de su reinado perduran grandes vestigios. Construyó templos espectaculares, como la gran sala del templo de Karnak o el magnífico templo de Abusimbel, trasladado en la actualidad, piedra por piedra para que no quedara sepultado bajo la presa de Asuán.

De esta época gloriosa también merecen ser destacados otros reconocidos faraones como los Tutmosis II, Amenofis y Seti I.
Otro de los faraones egipcios más famosos, sin duda es Tutankamon, en este caso no por sus monumentos o hazañas como faraón, entre otros motivos porque murió muy joven, sino por su espectacular enterramiento. Una tumba pequeña y sencilla si la comparamos con otras magníficas tumbas, con hermosas pinturas, del Valle de los Reyes, como la de Tutmosis III o Amenofis II, no obstante, la del joven faraón contenía otras muchas riquezas. En 1922 Howard Carter descubrió la tumba de Tutankamon, no había sido profanada en la antigüedad como era lo habitual, estaba intacta y se hallaba repleta de “cosas maravillosas”, como él mismo dijo, de tesoros, pero no solo materiales sino históricos, porque aquellas 5.000 piezas nos han permitido conocer mucho mejor esta magnífica cultura.

Akenatón, no es conocido precisamente por ser el padre de Tutankamon, sino por ser el faraón hereje. Implantó una religión monoteísta, cuya única deidad oficial era Atón, dios del sol. Trasladó la capital a Amarna. Pero aquella aventura no duró mucho porque su pueblo y sobre todo los sacerdotes no estaban dispuestos a prescindir de su amplio panteón de dioses.

Y por último, no podemos dejar fuera al siguiente faraón, que en este caso se trata de una mujer faraón, Hatshepsut, una de las pocas mujeres que llegaron a ser faraón. Gozó de un reinado próspero y también desarrolló una gran actividad constructiva. Destacamos el templo de Hatshepsut en Deir el –Bahari, uno de los más visitados de Egipto.